Me he topado con un artículo que me ha levantado de la silla.
Titular: “Gerardus Mercator: por culpa de este señor, Europa se cree el ombligo del mundo”.
Publicado en la edición digital del periódico regional español ‘La voz de Galicia’. Típico «click bait», que en el argot periodístico define a un titular llamativo pensado para captar clicks.
La culpa fue de Mercator. Atrevida afirmación.
Bien es cierto que luego le descarga en parte: «El flamenco no quiso engañar deliberadamente al mundo”. Y añade que «simplemente erró en las dimensiones al intentar plasmar un planeta esférico en una superficie plana».
Ese sería para la autora «el gran reto, todavía sin resolver desde el siglo XVI, de los cartógrafos». Mercator «acertó con la forma de los continentes, pero no con los tamaños», sentencia.
Ahí queda eso.
El eterno debate de las proyecciones
Este artículo sirve como excusa para abordar el eterno debate de las proyecciones, una cuestión que tiene mucho de geometría, que en el caso de la de Mercator deforma progresivamente las tierras emergidas conforme te acercas a los polos.
Es una cuestión que tiene mucho de geometría. En el fondo detrás de cualquier proyección hay algo que no puede solucionarse. La dificultad de llevar las tres dimensiones del planeta a las dos dimensiones de un mapa.
Una proyección cartográfica no es más que una forma de representar la superficie redondeada y en tres dimensiones de la Tierra en un mapa plano de dos dimensiones.
La cuestión geométrica en la proyección de Mercator
La proyección de Mercator es probablemente la más la más utilizada de todos los tiempos. Deforma progresivamente las tierras emergidas conforme te acercas a los polos. Y eso es lo que, a menudo, ha llevado a simplificaciones, como la de tildarla de «imperialista».
Gerardus Mercator imaginó la Tierra contenida en un cilindro infinitamente largo con un radio equivalente al terrestre, de forma que únicamente el ecuador tocaba el cilindro. A partir de ahí, trazó rectas desde el centro de la Tierra hasta todos los puntos de la superficie terrestre.
Unas rectas que al alargarse cortaban también la superficie del cilindro. De este modo habría una correspondencia entre los puntos de ambas superficies. Una vez hecho lo anterior, se podía desplegar el cilindro, generando un mapa plano de la superficie terrestre.
La proyección de Mercator es cilíndrica al ser la superficie sobre la que se proyecta un cilindro. Además, los meridianos no convergen en los polos y forman, junto con los paralelos, una malla de líneas rectas perpendiculares unas con otras.
A pesar de las distorsiones de Mercator, esta proyección resulta especialmente indicada para mapas interactivos en los que el usuario puede ampliar una región determinada. Por ello Google Maps, sin ir más lejos, la usa, como hemos apuntado.
En el Ecuador es donde mejor pueden apreciarse el tamaño «real» de cada cuerpo emergido, tal y como puede apreciarse en este ejemplo.
La simplificación sobre la proyección de Mercator
El dilema de la proyecciones y la situación de Mercator como «el malo» tiene mucho de simplificación. La opinión simplificada tenderá a situar así a Mercator como “un europeo imperialista y colonialista que puso a Europa en el centro del mapa y dibujó al continente de un tamaño muy superior a África, Asia y Latinoamérica”.
De este modo atribuirle a Mercator, por ejemplo, que hiciera más grande a Europa, a costa de empequeñecer las tierras que el viejo continente colonizaba a sangre y fuego, para así justificar el colonialismo europeo está totalmente fuera de lugar. No parece que fuera era eso lo que buscaba el flamenco.
No es muy conocido que Gerardus Mercator llegó a hacer un mapa, en proyección cordiforme, susceptible de ser acusado de subvertir el orden religioso imperante en el Flandes de los años 40 del Siglo XVI. Tras la caza de herejes desatada en 1544 por las autoridades Habsburgo, Mercator acabó en prisión siendo juzgado por herejía.
Afortunadamente, salvó la vida y fue finalmente liberado. Pero acabó exiliado en Duisbourg (Alemania) donde en 1569 haría su famoso mapa, cuya fama es posterior a su muerte. Como tantos hombres ilustres, ni él mismo intuyó esa posibilidad.
Gerardus Mercator fue un retratista del mundo
Así que ver una intencionalidad en Mercator es cuanto menos difícil. No era un hombre alineado con corriente dominante alguna, sino un simple retratista del espacio físico circundante, un cartógrafo.
Tampoco la acusación de etnocentrismo tiene un pase. Mercator era un humano situado en un punto de la tierra, de manera que veía el mapa desde su punto de vista.
Tan etnocéntrico como quienes han hecho mapas a lo largo de la historia, desde cualquier lugar y en cualquier cultura. De ahí a que la representación de Mercator del mundo se convirtiera en la versión dominante hay un gran salto. Pero me temo que en eso poco tuvo que ver el propio Mercator desde la tumba.
El problema no es la proyección, sino el uso de los mapas
Así pues, el problema no está en la proyección en sí, que busca ser una representación de la tierra en el plano con un determinado fin (en el caso de Mercator facilitar la navegación). La aproximación que podríamos llamar «política» surge cuando una proyección es asumida como universal y unívoca, mucho más allá del fin para la que la pensó su autor.
Pero es bien sabido que los usos políticos de las proyecciones y las representaciones del mundo son infinitos. Aquí tienes unos cuantos ejemplos de mapas realizados con una finalidad política clarísima, cada uno desde el punto de vista de cada país.
El verdadero tamaño de los países
La eterna paradoja cartográfica, la de las representaciones y sus proyecciones se pone blanco sobre negro en una herramienta que lleva ya un tiempo funcionando y os presentamos en el blog. Se trata del mapa interactivo ‘The true size of…“.
El funcionamiento es muy sencillo. Tras abrir la página, hay que seleccionar en el buscador de la parte superior izquierda las regiones y países sobre las que queramos realizar el experimento.
Una vez elegidos, se marcan con un color especial y se pueden arrastrar por todo el mapa. La herramienta también permite ver a un clic los datos exactos sobre la superficie de las diferentes zonas.
De este modo, gracias a esta herramienta se aprecia mucho mejor por qué las áreas extremas parecen más grandes que las ecuatoriales. La idea pretende “corregir” la proyección Mercator, que es la que usa Google Maps, y permitir comparar iguales.
Como es sabido, en la proyección Mercator, Groenlandia parece sobrerrepresentada y es casi igual que África cuando en realidad el continente africano es 14 veces más grande. Otro ejemplo: Alaska parece tan grande como Brasil cuando el país sudamericano quintuplica la superficie de Alaska.
Otras proyecciones: Lambert, Winkel Tripel, Mollweide
A día de hoy a Mercator le han salido varios competidores. Es el caso de la proyección cónica de Lambert, que es utilizada con frecuencia en la navegación aérea.
También la proyección de Winkel-Tripel, que es la que utiliza la National Geographic Society para sus mapas. También tiene su predicamento la proyección de Mollweide. Estas proyecciones tienden a combinar elementos de otras, de manera que suavizan las zonas más delicadas.
En todo caso, es imprescindible destacar, como se apuntado más arriba, que no hay proyección perfecta. Todas están condicionadas por
Interesante, aunque la cuestión del eurocentrismo es muy poderosa.
No acabo de entender que no haya ninguna referencia a la proyección de Peters, muy funcional en el sistema educativo, aunque la más usada siga siendo la de Mercator. También es cierto que se utilizan otras muchas proyecciones para superficies que no tienen nada que ver con él planisferio. De cualquier forma es un tema de gran interés científico (y político e ideológico).
Y, por acabar, a ver ese «daron».
Hola, excelente artículo sobre las proyecciones cartográficas, deseo indicar un pequeño inconveniente identificado:
«La proyección de Mercator es probablemente la más la más utilizada», se repite la más.
Soy lector permanente de sus artículos.
Saludos.
Hola Gonzalo, aquí otro lector asiduo.
Muy buen artículo, alternando datos objetivos («Mercator deforma progresivamente las tierras emergidas conforme te acercas a los polos») con tu interpretación («justificar el colonialismo europeo está totalmente fuera de lugar. No parece que fuera era eso lo que buscaba el flamenco»). Me ha gustado que arrojes luz sobre este tema.
En esta entrada, como en otras, los comentarios suelen ser muy interesantes, y muchos dan lugar a debates, o generan preguntas, o plantean sugerencias (como el anterior comentario de Jorge Viloria). Nos hace especial ilusión cuando los propios autores participáis en el debate generado o en las sugerencias. Muchas gracias por todo ello.
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