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El «viejo continente»: el envejecimiento de la población en Europa

No sería descabellado asegurar que las sociedades tienen sus ciclos de desarrollo. Juventud y desarrollo, madurez y ocaso. En el caso de las sociedades europeas parece que la dinámica es la de una sociedad madura, propia de un cierto nivel de desarrollo, que afronta una etapa en la que el crecimiento desbocado de la natalidad hace tiempo que ya no está en la ecuación.

No ocurre lo mismo que en otras geografías, como es el caso de África, de cuya explosión demográfica hablábamos recientemente. El llamado continente negro será una potencia poblacional en las próximas décadas y se espera que los originarios de allí sean la ayuda que necesitan muchos países del mundo para mantener su población y su número de trabajadores, de los que depende, en una muy importante medida, su estado del bienestar.

Cuando decimos muchos países del mundo miramos fijamente a una zona del planeta en concreto: Europa.

El Viejo Continente nunca ha tenido su apodo más merecido. Europa envejece, y a un ritmo aceleradísimo.

Las cifras del envejecimiento europeo

Entre los años 2009 y 2019, el aumento de la población de más de 65 años en la Unión Europea fue de casi un 3%, si bien este crecimiento se da de manera muy irregular.

En los puestos más altos de la tabla encontramos a Finlandia (5,1%), Chequia (5,7%) y Malta (4,5%). El podio por la cola lo ocupan Luxemburgo (0,4%), Alemania (1,1%) y Austria (1,4%). Bulgaria (3,3%), Irlanda y Grecia (ambas con 3,2%) ocupan la posición central de la tabla.

A mayor oscuridad, mayor porcentaje de mayores de 65 años (Wikimedia Commons)

Pero el fenómeno no preocupa solo dentro de las fronteras de la Unión Europea. En el resto del continente las cifras son similares. El país donde más ha aumentado es Liechtenstein, con un 5%, cifra muy cercana a la Finlandia, y donde menos, Suiza, con un 1,9%. El Reino Unido registra un aumento del 2,5%.

Por otra parte, la población de mayores de 80 años casi se ha duplicado desde el año 2001 hasta el 2020. El único país en que este segmento no ha crecido es en Suecia, que se mantiene en un 5% de la población total del país.

Menor presencia de jóvenes y disminución de nacimientos

Igualmente preocupante, y de la mano con los datos anteriores, es la menor presencia de jóvenes. En el año 2001, el 17% de la población de la Unión Europea era menor de 14 años, actualmente es el 14%.

Los nacimientos, a su vez, han disminuido. Frente a los 4,4 millones del año 2001, nos encontramos con 4 millones actualmente. A esto le acompaña el aumento de la tasa de mortalidad, que ha pasado de 9,9 (2001) a 11,6 (2020). Aunque el coronavirus ha tenido un gran impacto en esta cifra, la tendencia previa era, igualmente, ascendente.

La edad media y edad mediana crecen

La edad media de la UE ahora mismo es de 44 años, mientras que en el año 2001 era de 38 años. La edad mediana más alta se encuentra en Italia (47 años), Portugal y Alemania (46 años cada una). La más baja, por su parte, en Chipre e Irlanda (38 años).

Jóvenes en el Parlamento europeo (Flickr)

Las causas del envejecimiento

Se han aportado muchas causas al fenómeno del envejecimiento de la población europea.

Primero, la amplia difusión de los métodos anticonceptivos y del aborto. Esto hace que los embarazos indeseados no terminen con el nacimiento, lo que sí ocurría antiguamente en los casos en que la mujer no se ponía en riesgo con prácticas peligrosas cuando no era legal.

La cultura contemporánea no es como la de hace unas décadas. La formación de la familia no es una de las máximas aspiraciones de la mayoría de los individuos, como podrían ser el éxito profesional, el ocio o cualquier tipo de realización personal.

A esto habría que sumar el elevado número de divorcios y las nuevos tipos de relación y de vivir la sexualidad. El matrimonio, a su vez, es cada vez más tardío.

La falta de políticas de conciliación entre la vida laboral y la familiar y de otros tipos que favorezcan el aumento de la procreación.

El modo de vida urbano y el cambio estructural que ha afectado a la familia tradicional.

¿Cómo hacer crecer la población?

La solución para Europa es solo una: hacer crecer la población. Esto se puede conseguir de diferentes maneras, y las dos más debatidas son las evidentes.

Principales rutas de los emigrantes subsaharianos a Europa (Wikimedia Commons)

La primera, por tanto podría parecer la más lógica, es fomentar la natalidad. Para fomentar el nacimiento de nuevos niños y niñas y que las familias (sean del tipo que sean) se animen a tener más hijos hace falta inversión y políticas de conciliación familiar.

Otro punto importante, casi más que el anterior, es favorecer la inmigración. La ventaja de esta medida es que puede ser mucho más rápida, pero debe hacerse con cuidado porque puede provocar conflictos sociales entre la población previa y la recién llegada.

Bibliografía

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1 comentario en “El «viejo continente»: el envejecimiento de la población en Europa”

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