De los países bálticos, Letonia, es el país intermedio. Tanto por su propia localización geográfica, como por su número de habitantes y su superficie. Ni tan poblado ni extenso como su vecino del sur, Lituania, ni tan pequeño como Estonia.
El idioma letón, es junto al lituano, la única lengua báltica existente hoy en día. Pero, mientras que Lituania, se relaciona estrechamente con Polonia, la historia de Letonia está ligada a la de Estonia.
Durante siglos, los destinos de las tribus bálticas y finesas que habitaban ambos territorios quedaron a merced de sus ocupantes. Y no será hasta 1920 que las fronteras entre estos dos países sean dibujadas y el nombre de sus respectivas naciones reconocido, tras siglos de dependencia de los grandes imperios circundantes.
Son cuatro las regiones históricas y culturales de Letonia y cuyos escudos de armas podemos apreciar en las monedas de 2 Euros de este país: Kurzeme, Latgale, Vidzeme y Zemgale.
Asimismo podemos considerar que Letonia es la suma de dos entes históricos desaparecidos: Curlandia y el sur de Livonia (la parte norte formará parte de Estonia), con un punto de unión en Riga, su capital. Pero vayamos por partes.
Las primitivas tribus bálticas
El territorio que comprende la actual Letonia fue habitado por diversas tribus bálticas como los curonios, los semigalianos o los latgalianos, que darán nombre posteriormente al país (de Latgale derivará a Latvija, nombre en letón de Letonia).
Las tribus finesas, como los livonios y los estonios, se situarán al norte del territorio llegando hasta el golfo de Finlandia. Pero los livonios, desaparecerán pronto como pueblo ante el empuje de las Cruzadas Bálticas. Sin embargo, el nombre de Livonia, denominará a la región durante siglos, mucho antes que los topónimos de Letonia o Estonia aparezcan.
Las Cruzadas Bálticas
Además de ocupar Prusia y atacar Lituania, las Cruzadas Bálticas, se dirigirán a los territorios más septentrionales. En el siglo XIII, una rama separada de la Orden Teutónica, cristianizará todo el actual territorio de Letonia y de Estonia y lo dividirá entre la nobleza y el clero, que funda varios obispados. Estos caballeros adquirirán el nombre de una de las mencionadas tribus que han subyugado: los Hermanos Livones de la Espada, u Orden Livonia. En apenas, 50 años todo el territorio se ha feudalizado.
Los alemanes del Báltico
A raíz de esta dominación de la Orden Livonia surgirá un nuevo poder en la zona, clave en el devenir futuro: los Alemanes Bálticos. Los “Baltendeutsche” son colonos germanos, principalmente de Renania y de los Países Bajos, que llegan a estas tierras del Báltico tras los cruzados. Pronto se convertirán en la élite comercial, política y cultural de la región durante siglos.
Mientras que los pueblos originarios quedarán relegados al campo o a la servidumbre, los alemanes constituirán la aristocracia terrateniente y la burguesía de las ciudades. Riga, además de obispado, se convertirá en una floreciente ciudad de la Liga Hanseática. La Casa de las Cabezas Negras es buena muestra de su pujanza comercial.
La Livonia Sueca y el poderoso Ducado de Curlandia
Tras la Reforma Protestante y el declive de las órdenes religiosas, Livonia pasa a manos de Suecia y el Ducado de Curlandia se constituye al sur del río Daugava. Este último, vasallo primero de la Mancomunidad Lituano-Polaca y posteriormente del Imperio Ruso, constituirá un ente autónomo, económicamente próspero, y predominantemente alemán. Incluso se aventurará en la constitución de dos colonias allende los mares: Nueva Curlandia (Tobago) y Fuerte Jacob (Gambia).
El advenimiento del Imperio Ruso
A partir del siglo XVIII, bajo el reinado de Pedro el Grande de Rusia, los países bálticos seguirán desarrollándose, con gran autonomía y libertades. Muchos nobles alemanes bálticos servirán como generales en los ejércitos de los zares o incluso en las más altas instancias religiosas. Riga era, a finales del siglo XIX, tras Moscú y San Petersburgo, la tercera ciudad de Rusia, y comprendía una población alemana del 45%, siendo el mismo alemán el idioma habitual tanto en la administración como en los negocios. Su universidad será de habla alemana hasta 1860, cuando una incipiente y pujante burguesía letona comience a formarse en las ciudades.
El nacionalismo letón
El fin de la servidumbre en el Imperio Ruso y la mejora de la calidad de vida, hace surgir esos primeros intelectuales nativos que reivindican una identidad letona. No sólo ellos, muchos alemanes “baltófilos” apoyan también la idea de la creación de un estado propio. Los terratenientes ven perder su influencia social y económica frente a este nacionalismo letón. A ello se le añade a finales del XIX los intentos zaristas, cada vez más autoritarios, de homogenización y rusificación que afectan tanto a unos como a otros.
En 1904, las cuatro provincias históricas de Letonia forman parte de las gobernaciones bálticas del Imperio ruso: Curlandia, que aglutina Kurzeme y Zemgale, mientras que la Gobernación de Livonia incluye Vidzeme. Sin embargo, la cuarta, Latgale, forma parte de la Gobernación de Vítebsk, un ente étnicamente ruso mucho mayor. Un hecho que tendrá mucha importancia en el futuro, convirtiéndose en foco de conflicto hasta nuestros días.
La difícil primera independencia de Letonia
La Primera Guerra Mundial y los derroteros de ésta, serán caóticos para Letonia. Como parte constituyente del Imperio Ruso, sufre la Guerra Civil que enfrenta a bolcheviques (entre los que se encuentran los obreros letones), y al legitimista Movimiento Blanco, apoyado por la nobleza alemana (a través de su propio ejército: el Baltische Landeswehr). Al mismo tiempo, debido a las ansias expansionistas del Imperio Alemán, los alemanes bálticos son percibidos como enemigos de la patria.
Es entonces cuando los letones deciden tomar su propio camino. Las potencias aliadas, vencedoras de la guerra y temerosas de la propagación de la revolución soviética, acuden en defensa de los nacionalistas y patrocinan su independencia. Será el fin del predominio alemán en Letonia, y comenzará el éxodo de los alemanes bálticos hacia Alemania, hacia América o su asimilación total a los letones.
Es cuando se trazan las fronteras entre Letonia y Estonia. Al no haber existido ambos países como tal hasta entonces, sus respectivas ambiciones territoriales son nulas. Representantes de ambos países, supervisados por el Comisionado Británico, negociarán formalmente los límites atendiendo criterios étnicos, o más bien, lingüísticos.
En esta labor, sólo son tres los motivos de disputa: la villa portuaria de Ainaži, que por referéndum decide ser letona; la ciudad de Valga, o Valka (en letón), que, sin una mayoría lingüística clara, se divide en dos; y la pequeña Isla de Ruhnu, curiosamente habitada en su mayor parte por suecos, que pasa a manos de Estonia.
Los nazis en Letonia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Letonia será ocupada por el Tercer Reich. Los nazis serán más condescendientes con letones y estonios que con otros pueblos ocupados. Por su religión, historia y costumbres consideran a sus habitantes como cercanos étnicamente a los alemanes. Sin embargo, los rusos no serán tan respetados y los judíos directamente exterminados. Los letones, una vez más, se dividirán entre los que colaboren o se alisten en el ejército nazi, y los que engrosen el ejército soviético o la resistencia partisana.
Al final de la guerra, con la llegada del Ejército Soviético, se produce la deportación masiva de los alemanes bálticos que quedan y Letonia pasa a ser una república socialista en el seno de la URSS. La ciudad letona de Abrene (Jaunlatgale hasta 1939) es de nuevo reasignada a la RSS de Rusia y renombrada como Pitalovo.
La República Socialista Soviética de Letonia
Durante el periodo soviético, Letonia, al igual que Estonia, recibe inmigración a gran escala de trabajadores industriales de otras partes de la Unión Soviética que cambian dramáticamente la demografía de ambos países.
Estos nuevos pobladores vienen a llenar los vacíos dejados tanto por los alemanes bálticos como por los judíos, y a repoblar ciudades que han quedado devastadas por la guerra, como Riga.
Esta afluencia masiva de trabajadores, administradores, personal militar y sus dependientes de Rusia y otras repúblicas de la URSS viene acompañada de la implementación del factor ruso en la educación y en el bilingüismo.
En 1989, los letones étnicos tan sólo constituyen aproximadamente el 52% de la población del país.
La independencia y la entrada en la Unión Europea
A partir de 1989, no sin cierta prudencia, Letonia sigue los pasos de sus dos vecinos, y proclama definitivamente su independencia en 1991. Aquellas personas que no tuvieran ciudadanía letona anterior a 1940 quedan excluidas y viven bajo pasaporte extranjero, lo que provoca una gran controversia. Letonia pasa de 2,6 millones de habitantes en 1989 a los 1,9 actuales.
La entrada en la Unión Europea, flexibiliza la política de ciudadanía y comienza a debatirse también el papel del idioma ruso en la enseñanza. La integración progresiva de la población rusa, o su marcha definitiva, han hecho aumentar el porcentaje de letones.
Sin embargo, la baja tasa de natalidad hace que Letonia, con un índice negativo de crecimiento, se enfrente hoy en día a un gran problema demográfico. Actualmente, la población de origen letón representa poco más de la mitad de los habitantes del país. Los letones son minoría en la propia capital donde sólo suman el 46% de sus 700.000 habitantes, frente a rusos, bielorrusos, ucranianos…
En el extremo este, la segunda ciudad más poblada de Letonia, Daugavplis, alberga una importante comunidad rusa y bielorrusa. La capital de la región de Latgale es una ciudad multicultural, donde el 38% de la población utiliza el ruso de manera habitual.
En Riga, la ciudad más poblada de los países bálticos, se concentra un tercio de la población total de Letonia. Es el mayor centro cultural, educativo, político, financiero e industrial de toda la región báltica. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997, es su gran reclamo turístico.
Excelente material periodístico, se agradece, pronto estaré por esos lugares y recordare entre lo leído y lo que observare y creo que sera maravilloso.
Excelente información, gracias!!
Hola,es un reportaje muy valioso,ignoramos toda la historia de aquellos países bálticos,y los conflictos entre rusos y alemanes y lituanos q al fin y al cabo son la gente original de sus propias tierras,gracias gracias gracias,
Muy…pero muy interesante, Gracias !
Es bueno toparse con gente que enseña y comparte lo que sabe. Gracias por tu trabajo.
Sería interesante conocer y vivir en un país tan lleno de calidez, desarrollo y sobre todo humanístico