Pocas cosas hay más mágicas que viajar a un paisaje de otra época y contemplarlo como si nos trasladáramos a ella. Ocurre con las vistas de España en el Siglo de Oro, ese tiempo en el que las letras consiguieron brillar como nunca hubo quien se paró a relatar de forma gráfica cómo era ese país y esas ciudades en las que, como de costumbre, convivían «el Oro» y las miserias.
Para acercarse a las ciudades españolas en el Siglo de Oro es sin duda fundamental la figura de Anton van den Wyngaerde. Nacido en Amberes en torno a 1512, de origen flamenco y paisajista del XVI, recorrió España a partir de 1561. Realizó en total 62 vistas de nuestro país, que permiten comprobar cómo eran por entonces muchas de nuestras ciudades y pueblos.
Conocido en España como Antonio de las Viñas o Antón de Bruselas y en Inglaterra como Anthony van den Wyngaerde, este artista realizó toda una guía documental de España a través de una serie de increíbles vistas que muestran la España del Siglo de Oro en todo su esplendor.
Wyngaerde: un paisajista al servicio de Felipe II
Trabajó por encargo de Felipe II, a cuyo servicio estuvo desde 1557. Primero fue nombrado «pintor ordinario» por el rey y acompañó a los tropas españolas en las batallas contra Enrique II de Francia. Representó las escenas bélicas de San Quintín, Ham, Gravelinas y Dourlens.
En 1558 viajó por los Países Bajos y en 1561 por Inglaterra, país en el que es posible que hubiera estado anteriormente. De hecho, se le atribuyen las siete vistas del Panorama of London, fechadas entre 1543 y 1550, y que constituyen una de las primeras representaciones de Londres que existen.
Cinco años más tarde de que Felipe II lo contratara, Antonio figuraba como pintor de cámara del monarca y estaba afincado en la corte. Fue entonces cuando el Rey de aquel Imperio en el que no se ponía el sol creyó buena idea hacer un inventario gráfico de las grandes ciudades españolas.
Se instaló con su familia en Madrid, en 1562, a instancias del monarca. Allí se dedicó a la «descripción corográfica» o corografía de villas, pueblos y ciudades españolas. Con este fin, van den Wyngaerde comenzó su viaje por la Península.
El esplendor del género corográfico
Las vistas de ciudades españolas realizadas en el siglo XVI hay que enmarcarlas en el esplendor que adquiere el género corográfico en el Siglo de Oro. Es un género casi inseparable de las historias de las ciudades. De este modo, las vistas que acompañaban a estas descripciones eran un complemento fundamental de la obra.
Ptolomeo ya distinguía entre la geografía, que se ocuparía de las regiones y sus rasgos generales, y la corografía. El objeto de esta última sería ocuparse de las particularidades, hasta llegar a las localidades más pequeñas.
En España, el género se desarrolló en varias direcciones a la vez. En manos de cosmógrafos y geógrafos como Hernando Colón, Lucio Marineo Sículo o Pedro de Medina. Pronto se incluyó en grandes compendios topográficos, entre los cuales destaca el Libro de las grandezas y cosas memorables de España, escrito por Medina y dedicado al joven Felipe II.
Esta obra ofrecía descripciones corográficas de varios centenares de municipios españoles y portugueses, a fin de presentar al príncipe los reinos que había de heredar. En este marco encuadramos el encargo de Felipe II al pintor flamenco van den Wyngaerde para realizar una serie de vistas de las ciudades principales de los reinos hispanos.
Podemos decir que la corografía, junto con la pintura, durante el reinado de Felipe II se pusieron al servicio de la Corona y su principal objetivo era dedicarse a la demostración de las grandezas de la monarquía de los Austrias. Las ciudades se convertían en porciones esenciales de la misma y constituían un producto más del entorno cultural humanista de esta centuria.
Cuando murió, el 7 de mayo de 1571, Wyngaerde dejó como herencia los dibujos de 62 ciudades españolas. Madrid, Cuenca, Granada, Alcalá de Henares…. realizados todos a plumilla y muchos coloreados con acuarelas.
En sus vistas Wyngaerde prima el detalle minucioso y la descripción topográfica de las imágenes. Sus creaciones son dibujos al natural, panorámicas a «vista de pájaro».
Otros pintores de vistas de ciudades
Wyngaerde no fue el único pintor de ciudades, sino que se enmarca dentro de una corriente europea que arranca en el Renacimiento y se extiende en los siglos XVI y XVII. De hecho, es más que posible que en su recorrido por España coincidiera con Joris Hoefnagel, también flamenco, que recorre España entre 1563 y 1567 y que realizó multitud de dibujos para la obra de referencia de las vistas de ciudades Civitates Orbis Terrarum de Braun y Hogenberg, el considerado como primer compendio de vistas de ciudades de la Historia.
El geógrafo investigador Vicenç M. Rosselló descubrió, en 1986, la existencia de las imágenes de parajes valencianos de Wyengarde en la Biblioteca Nacional de Austria, en Viena. A raíz de aquel descubrimiento editó junto a otros ocho investigadores el libro «Les Vistes Valencianes d’Anthonie van del Wijngaerde».
Según cuenta Rosselló, lo que no está claro es si Wyengarde comenzó su periplo por España con el encargo de que sus dibujos acabaran publicados en un atlas de grabados de la época.
El caso es que algunos años después de su muerte en 1571, sus trabajos llegaron al taller de un grabador, como demuestra el hecho de que algunos de ellos tengan la cuadrícula que se les superponía para reproducirlos con los buriles de grabado. Por alguna razón nunca se acabó el trabajo.
*Más vistas en este artículo cómo era España desde el aire en el siglo XIX.
Os habéis dejado la de Zaragoza, con sus «cien torres», palacios e inumerables conventos. Probablemente la más espectacular o de las más espectaculares de todas.
Zaragoza era conocida como la «Florencia española» o «la Harta» por su patrimonio. Pero eso tampoco parece contar. Y, como bien dices, su dibujo de la Zaragoza renacentista es espectacular. Incluso se adivina el minarete de la antigua mezquita aljama de Saraqusta.
¿La correspondiente a Burgos que aparece en la cabecera no merece mención?
Muy interesante, no sabía de estas pinturas y de la importacia que tienen para poder disfrutar de aquellos tiempos. Kocher buenas
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