¿Por qué triunfan los mapas?

El culpable de que me enganchara a los mapas fue uno de la Unión Europea que me regaló mi abuelo cuando era niño. Estuvo años encima de mi cama y era consulta obligada antes de ir a dormir. Supongo que después soñaba con visitar esos países algún día. Pensaba que lo mío era poco frecuente, pero son muchos los lectores de este blog que me han contado experiencias parecidas.

Hay numerosas listas en Internet que recopilan mapas y que han circulado por Internet de forma masiva. Una de ella, titulada 40 mapas que no te enseñarán en el colegio, mostraba distintos mapas cogidos de aquí y allá que ofrecen curiosas visualizaciones. Desde el ya célebre mapa de las marcas de Estados Unidos por estados, pasando por el de los de los prejuicios de Yanko Tsvetkov. La otra lista, publicada en el blog ‘Worldviews’ del Washington Post, se titulaba nada más y nada menos que 40 mapas que explican el mundo.

Los mapas explican el mundo

Y eso es precisamente lo que hacen los mapas: explicarnos el mundo. Son, por definición, una representación gráfica y métrica de un territorio, generalmente sobre una superficie bidimensional. Gracias a su poder de representación, son susceptibles de contener numerosos datos que representan lecturas múltiples y que aportan ingente información de muy fácil acceso y comprensión.

En una cultura cada vez más visual e interactiva, los mapas cobran un protagonismo que va en aumento. No se comprende bien la situación del paro en España sin sus correspondientes mapas. Pero incluso, la comparación con otros países puede hacerlo más comprensible. Cruzar y comparar datos sobre mapas, con visualizaciones atractivas, hace que la información llegue de forma mucho más eficaz. Y ahí está la magia de los mapas.

Hacen fácil lo difícil. Inteligible lo incomprensible. Un buen trabajo detrás de un buen mapa explica claves en las que no habíamos caído. Nos da un nuevo punto de vista. Y hace que nos sorprendamos. Quizá por eso la producción de mapas es cada vez mayor. Hay mapas de rubios o pelirrojos. Mapas que explican cómo ve el mundo a un determinado país. Mapas de hábitos de consumo, como el de cerveza. De predicción de las consecuencias del cambio climático en la subida del nivel del mar.

Mapa de los rubios en Europa
Mapa de los rubios en Europa. 

Los mapas nos ofrecen de un vistazo un montón de datos que podemos relacionar entre sí. Tienen la capacidad de acercarnos a la comprensión de contextos que de otro modo serían más complicados de entender. Van moldeando nuestro sentido de la orientación.

El mapa para ubicarse en el planeta

Desde los orígenes, el hombre ha tenido la necesidad de explicar el mundo. De dar respuestas. Y a esa tarea, la de ubicarse en el planeta, sin duda, los mapas han contribuido notablemente. Ya los pueblos primitivos dibujaban en la arena esbozos de mapas para orientarse y buscar una ruta, en lo que puede ser el precedente de la cartografía.

Al parecer, los indígenas de las Islas Marshall elaboraban protomapas prehistóricos con conchas sobre enrejados de palmas. En ellos representaban «cartas marinas» e indicaban la curvatura de los frentes de olas. Los esquimales elaboraban sus cartas sobre la hidrografía de las regiones que habitaban.

Los mapas más antiguos que se conocen son unas tablillas babilónicas de hace unos 5.000 años. En Grecia comenzaron a realizarse los primeros con criterios más científicos. Buscaban reproducir con fidelidad informaciones aportadas por viajeros. Fue Tales de Mileto el que elaboró el primer mapamundi que representaba el mundo como un disco flotante sobre las aguas.

Aún hoy, en la época de los ‘Tomtom’, guiarse con un mapa de carreteras, ir calculando los kilómetros que quedan para llegar al destino o intuir la ruta más corta –que no siempre es la mejor– sigue teniendo, al menos para un servidor, un poder de atracción enorme.

¿Cuál es tu relación con los mapas? ¿Por qué te gustan? Cuéntanoslo.

Sobre el autor

1 comentario en “¿Por qué triunfan los mapas?”

  1. Siempre han ejercido sobre mí una mágica atracción especialmente los del siglo XIX y décadas primeras del XX. Los descubrí entre las páginas marfil de las enciclopedias y otros libros de mi abuelo cuando aún no estaba escolarizado y la televisión no habia penetrado en mi casa, fueron las imágenes donde todo aquel que queria cultivarse observaba y aprendia, no sin un cierto y evocador halo mistérico, cómo es y que forma tiene ésta nuestra «casa»
    Saludos.

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