Los mongoles son un pueblo que fascina en occidente. Justamente lo contrario a lo que ocurría con sus contemporáneos, que les tenían auténtico pánico. Las noticias que venían de la Europa oriental u Oriente Próximo eran espeluznantes.
Constructores del segundo país más grande la historia humana, el primero en territorio continuo, en realidad sus conquistas no son muy diferentes de otras, ni sus tácticas militares más crueles que las de otros. El mito es el motor de la historia que corre de boca en boca, pero de una historia que normalmente es falsa o sumamente parcial.
El gran protagonista de esta historia es Temuyín, un joven que tuvo una infancia de película (de hecho recomiendo Mongol, de 2007, una producción ruso-mongola sobre la vida del gran kan), pero su inicio es anterior.
Los antecedentes de Temuyín
Bartan Baghatur fue un líder nómada de las estepas mongólicas que consiguió poner en jaque al gran Imperio chino. Por sus éxitos, fue nombrado gran kan. Su hijo, Yesugei, obtuvo el mando de una confederación de tribus mucho menor, y aunque seguía siendo líder del clan mongol más importante, su poder estaba muy limitado.
Este gobernante tuvo un gran enemigo a lo largo de su vida: los tártaros. El nombre tártaro es muy problemático, porque en Europa se aplicó a cualquier invasor a caballo que viniera de Asia. Vamos a quedarnos con que eran nómadas centroasiáticos de etnia, principalmente, túrquica. Yesugei tuvo un hijo llamado Temuyín, que estaba destinado a ser el kan de la tribu de los Borjigin.
La infancia y adolescencia de Temuyín
Como era tradicional, a la edad de 9 años Temuyín emprendió un viaje con su padre en busca de una esposa. Borte, se llamaba, y, por los actos que acaecieron más tarde, o se llevaban realmente bien o, como mínimo, fueron muy leales el uno al otro.
Cuando tenía 13 años, los grandes enemigos de su padre, los tártaros, lo mataron mientras compartían una comida. Lo enveneraron. Temuyín, un niño, se quedó así con su madre, hermanos y hermanas. El clan no quiso seguir a una familia que nada podía aportarles y los abandonaron. Pero su madre siempre le inculcó el valor de las alianzas y la amistad, lección que no olvidaría más adelante.
Su infancia se tornó especialmente difícil cuando fue raptado por una tribu enemiga, que pretendía venderlo como esclavo. Una noche, el niño consiguió liberarse y matar al guardia que lo custodiaba; acto seguido, escapó.
Esta hazaña le hizo obtener auténtica fama entre los suyos, que vieron como un niño al que despreciaron se había convertido en un muchacho de 15 años con una mente calculadora, inteligente, práctico, sabio y, no menos importante en política, con muy buen porte y gran atractivo. El espíritu de supervivencia que había demostrado hasta este momento se convirtió en sed de venganza, y esta, después, pasaría a transformarse en ambición.
Primeros seguidores y batalla por el poder en los ‘Trece Lados’
Con la fama adquirida, consiguió hacerse de un grupo de fieles seguidores. Así, se vio en posición de poder entablar alianzas con líderes de otras tribus, aliadas de su padre. Se cuenta que Borte, aquella niña que ahora era esposa de Temuyín, fue raptada. Junto con su gran amigo de la infancia y jefe de una tribu aliada, Jamuka, la rescataron.
El destino hizo que los otros clanes nombraran a Jamuka gran kan, título que recibiera tanto tiempo atrás el abuelo de Temuyín. Esto marcó un enfrentamiento insalvable entre ambos que acabó en la batalla de los Trece Lados, en la que los dos amigos se enfrentaron, Temuyín venció y unificó a todas las tribus mongolas bajo su mandato.
Traicionado, Jamuka fue raptado y presentado ante el nuevo kan, que decidió matar a los traidores. Le ofreció un puesto de responsabilidad a su antiguo amigo dentro de su imperio, pero este lo rechazó y eligió una muerte rápida, poco dolorosa y poco sangrienta.
Gengis kan: unificación de las tribus mongolas
Cuando tuvo el apoyo necesario, lo primero que hizo fue intentar vengarse de los tártaros por la muerte de su padre. Y lo consiguió. De hecho, mató a todos los hombres y entregó las mujeres, niños y niñas a sus hombres. Este gesto le valió, también, ser conocido por su gran largueza (término que se usaba e la Edad Media para indicar generosidad).
En algún momento entre la unificación de todas las tribus mongolas y la victoria ante los tártaros, fue nombrado Gengis kan por sus seguidores, o sea, gran kan, gran rey, gran líder.
Un ejército basado en la lealtad y gran capacidad táctica
Y a partir de aquí, no Temuyín, sino Gengis Kan, empieza a convertirse en el admirado o temido conquistador que es conocido hoy día.
Si bien su ejército no era muy numeroso, tenía dos cualidades, muy básicas pero muy efectivas: sus hombres eran increíblemente leales y estaban muy preparados en lo que a equipo y táctica se refiere.
Así, después de hacer la guerra contra Xia occidental, sur de Rusia, Persia, aparte de todo el centro de Asia, el gran Kan moría durante una campaña en China, en 1227, dejando un territorio vastísimo.
Ogodei kan y la continuación de la expansión
Su hijo, el kan Ogodei, continuó con la expansión. Atacó Persia y China, más concretamente a la dinastía Song, que ocupaba el sur del actual país (en época de Gengis Kan, China estaba dividida en dos. El propio Gengis conquistó la parte norte: Xia Occidental).
El general Batu Kan invadió el sur de Rusia con éxito, fundando la Horda Azul. Esta Horda Azul se convertiría más tarde en la Horda de Oro, que dominaría Rusia durante 250 años.
La incursión mongola en Europa
En 1241 tuvo lugar la batalla de Liegnitz, en la actual Polonia. Los mongoles derrotaron a un ejército germano-polaco y, después, en la batalla de Mohi, a los húngaros. Estaban preparados para subyugar toda Europa.
Pero, por suerte para los estados más occidentales, el gran kan Ogodei murió. Todos los mongoles, así, tuvieron que replegarse hacia Mongolia para elegir a un nuevo emperador. Toda Europa al este de Hungría sufrió la devastación mongola.
Guyuk y Mongke kan: continúa la expansión
El siguiente gran kan fue Guyuk, hijo de Ogodei. Este nuevo kan tenía puestos los ojos en Europa y quería continuar la campaña que la muerte de su padre había truncado. No obstante, de camino a Europa murió. Parece que la causa fue un exceso de alcohol.
Mongke fue elegido cuarto kan del imperio, y sus objetivos fueron Oriente Próximo y China. A occidente mandó a su hermano Hulagu, que es conocido entre los musulmanes, aun hoy día, como “el terror del islam”. Él se encargó de las campañas de China. Después de invadir el sureste asiático, comenzó una agresiva campaña de invasión del Imperio del Centro por el norte, el centro y el sur. Murió en la batalla de Chongqing, en agosto de 1259.
Kublai Kan y la conquista de China
El quinto y último gran kan fue Kublai, que es, quizá, el más famoso después de Temuyín. Su gran éxito fue terminar la conquista de China, de la que se hizo nombrar emperador.
Como ha pasado en muchas ocasiones, la invasión significó una acultutación de los conquistadores, pues Kublai fue un profundo admirador de la cultura china. Se invistió emperador, se vestía a sus formas e incluso pasó la capital del imerio de Karakorum, en Mongolia, a Pekín, en China. Este emperador fue el que recibió a Marco Polo.
Su hermano Mongke le había dejado como gobernador del sur de China, donde se mostró como un gobernante justo que supo mejorar la calidad de vida de la gente. Esto le proporcionó un gran apoyo entre los líderes locales chinos y fue fundamental para la fundación de la dinastía Yuan, que gobernaría China tras su muerte.
El fin de la unidad mongola
Su ascenso al trono fue consecuencia de una guerra civil en la que el imperio quedó dividido en cuatro, aunque, nominalmente, todos estaban bajo supervisión del gran kan: él mismo.
Tras su muerte, no se volvió a usar el título de gran kan. China quedó gobernada por la dinastía Yuan, y los otros tres estados mongoles correrían, cada uno, una suerte independiente: la Horda de Oro gobernaría en la zona de Rusia, el Ilkanato en Persia y zonas adyacentes y el kanato de Chagatai en el centro de Asia.
Lo más notable es que posiblemente no haya habido un pueblo más salvaje. Me explico. No aporto más que destrucción por destrucción a la civilización. De no haber muerto Ogedei Europa hubiera caído bajo el yugo mongol. Imposible adivinar, pero seguramente la Edad Media se habría prolongado más.
Discrepo. Por lo que se sabe, todo apunta a que la irrupción de los mogoles, si nos da por considerar sucesos puntuales, fue una fractura, un detonante importante del «fin» de la Edad Media.
La ausencia entre ellos -o carácter secundario- de supersticiones principales, la escasa importancia de las «clases» sociales, el desempeño básicamente igualitario en las decisiones y en las actividades pacíficas y bélicas – a diferencia de sociedades sistemáticamente estratificadas y paladinescas -, la apertura comercial hacia oriente lejano, fueron probablemente aportes más importantes a los cambios en Europa que el ingreso del estribo, el arco moderno, etc. Un saludo
Es un relato bueno pero se queda corto, o, al menos yo, me quedo con la miel en los labios. ¿Cómo organizaban tan largos viajes? ¿Cómo organizaban la logística o se nutrían de lo que encontraban en el terreno? Cual era la organización del Estado, en especial en las tierras conquistadas? ¿Cuál es su origen?
En todo caso, muchas gracias por estas píldoras de historia.