José Fariña es una referencia en temas de urbanismo, una de las voces más autorizadas sobre la materia. Se dedicó a estos menesteres porque se dio cuenta «de que a la arquitectura le faltaba algo, esa componente colectiva que se siente muy fuerte cuando se construye una ciudad». Para él, el paisaje es la belleza. «No lo entiendo sin una componente estética evidente», explica.
A su entender, un urbanista es «un ente anómalo, una mezcla de geógrafo, arquitecto, sociólogo, economista, ecólogo, animador social…». Pero cree que es «todavía más anómalo en España». En este sentido recuerda como durante años el único postgrado en urbanismo existente lo impartía el Instituto de Estudios de Administración Local que dependía del Ministerio de Gobernación.
«Todavía hoy somos el único país de Europa sin carrera de grado en planificación urbana y territorial y, desde luego, sin profesión reconocida como tal y sin competencias específicas», se lamenta. En este sentido recuerda que «cuando se hizo la integración en la UE los arquitectos intentaron que los homologaran como urbanistas y fue imposible porque casi podría haber más urbanistas en España que en toda Europa junta». «Bueno, te hablo de memoria, ya que es un tema que no me preocupa en exceso. Es posible que algo de esto haya cambiado. Aunque lo dudo», remata Fariña.
José Fariña explica las cosas claras en sus clases pero también en sus intervenciones en público y en su blog. Su currículum es envidiable: arquitecto, licenciado en Derecho, catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid y experto en Diseño Urbano Sostenible de la Unión Europea y del Gobierno de España. Hoy charla con Geografía Infinita y lo hace siendo fiel a su estilo, sin morderse la lengua.
¿Ha mejorado la planificación urbanística española tras la crisis económica?
No. Nada ha cambiado. Ni social, ni políticamente, ni desde el punto de vista legislativo. La única ventaja es que se ha parado en gran medida el proceso urbanizador. Aunque parece que, en estos momentos, vuelve a reanudarse.
¿Cómo definiría a la planificación urbanística pre-crisis?
Si te refieres a los años inmediatamente anteriores, como una locura. En general, podría decirse que los planes se hacían no para anticipar el futuro de las ciudades y tener previstas las necesidades básicas de la población, sino para satisfacer los intereses de los inversores inmobiliarios. Por supuesto que estos intereses habría que considerarlos, pero no prioritariamente sobre otros mucho más importantes, desde mi punto de vista, como la sostenibilidad del planeta, la salud de sus habitantes, las desigualdades o las posibilidades de promoción de los ciudadanos.
La situación sería distinta si habláramos del pasado siglo XX hasta los años setenta incluidos. Aquí sí que el planeamiento tuvo un papel relevante en la solución de los problemas creados por la ciudad producida por la Revolución Industrial.
¿Cuál es la explicación que ve detrás del llamado “boom del ladrillo” español y la crisis consiguiente?
Un sistema de planeamiento que evolucionó desde una forma de tener previstas las necesidades futuras a funcionar como instrumento de los inversores inmobiliarios. Básicamente, en el momento actual un plan de urbanismo no es más que un documento que garantiza estas inversiones.
¿Hay un cambio de paradigma en el urbanismo español en algún sentido en los últimos años?
Por lo menos yo no soy capaz de verlo.
Las leyes de suelo reservan suelo a las zonas verdes, pero ¿cree que se da la suficiente importancia a las zonas verdes dentro de la planificación urbanística? Y sobre todo, ¿se hace en el sentido correcto, se utilizan las zonas verdes para los objetivos necesarios?
Hace ya tiempo que tenemos bastante claro que las llamadas “zonas verdes” deberían de formar parte de un sistema. No sólo de un sistema que las relacionara entre sí en forma de red y que las comunicara con las periurbanas y con las áreas de naturaleza exteriores, sino también que se consideraran con parte de una infraestructura verde.
Es decir, que no sólo deberían de tener como objetivo el solaz, la salud y el entretenimiento del ciudadano, sino que deberían ser consideradas como auténticos servicios de los ecosistemas. A pesar de que en el planeamiento tradicional (cuyo objetivo era resolver el problema de insalubridad de la ciudad surgida de la Revolución Industrial) su misión estaba precisamente relacionada con la salud, actualmente sabemos que es mucho más amplia.
¿Cómo influye una dinámica como la inmigración sobre el urbanismo?, ¿es la inmigración la que lleva al urbanismo a adaptarse o viceversa?
Esta es una cuestión muy compleja que ni me atrevo a resumir en un párrafo. Solo voy a mencionar que entiendo la ciudad contextualizada en su entorno. Y que en este contexto interviene de forma determinante la cultura. Ya se puede comprender que la inmigración procedente de culturas parecidas no presenta mayores problemas. Los problemas aparecen cuando los que vienen cuentan con una cultura y unas costumbres muy diferentes.
Cultura y costumbres que incluyen maneras de vivir, elementos formales (incluso vestimentas) distintos. En el libro “Sumisión” de Michel Houellebecq se presenta con bastante claridad y falta de prejuicios el tema. En cualquier caso es una cuestión que no se puede abordar en un par de minutos y que expresa la contradicción entre la necesidad de mantener los sistemas culturales contextualizados y la universalidad de un mundo global.
Otro fenómeno al que se enfrenta nuestra sociedad es el envejecimiento de la población, ¿están nuestras ciudades preparadas para un país cada vez más envejecido?
No, claro que no. He trabajado sobre esta cuestión y tengo algunas cosas escritas. Además, en estos momentos estoy dirigiendo dos tesis doctorales sobre el tema y te puedo asegurar que es bastante poco lo que sabemos con certeza sobre cómo aplicar al planeamiento y al proyecto urbano una serie de principios que sí parecen bastante claros y evidentes cuando uno los trata de forma general.
¿Dónde cree que se está llevando a cabo la planificación urbanística más acertada en el mundo?
Partiendo del supuesto de una planificación urbanística contextualizada, es difícil hablar de lo que se está haciendo en otros sitios sin estar implicado en el tema. Es decir, no sabría qué decir sobre la bondad o maldad de la planificación tailandesa o sudafricana (incluso de muchos países de América Latina, algunos de los cuales conozco bien) e incluso, de sitios más cercanos como países de la Unión Europea. De todas formas, en general, cuando veo la foto de una ciudad de la que podría recortar una parte y pegarla en otra sin que se apreciara que se trataba de un montaje supongo que algo no funciona.
Hay partes de una ciudad que sí deben ser intercambiables y que pueden funcionar igual en Dubai que en Berlín, pero la mayor parte de una ciudad debería ser contextualizada y, por tanto, distinta a cualquier otra. Por eso no me atrevo a contestar a una pregunta tan genérica como esta.
¿Podría destacar algún desarrollo urbano español que le parezca sobresaliente?
Sí, hay cosas que se han hecho bien en algunos sitios. La rehabilitación del casco histórico de Santiago de Compostela, por ejemplo. O muchas cosas en Vitoria-Gasteiz como el llamado “anillo verde”.
¿Y algún ejemplo de lo contrario?
Son tantos que no voy a mencionar ninguno.
¿Cuál es la relación del espacio geográfico con el urbanismo?
No existe urbanismo sin espacio geográfico. El urbanismo no es más que la concreción espacial en una geografía (en un paisaje natural o cultural) de la organización de una forma de vivir.
¿Cree que se hace el suficiente esfuerzo por divulgar sobre urbanismo?
No es que sea necesario divulgar el urbanismo. El urbanismo debería formar parte de la educación de la ciudadanía lo mismo que comer o moverse en la intrincada red del transporte público de las grandes ciudades. Si se quiere que la construcción de la ciudad sea una construcción colectiva los habitantes de las ciudades deberían conocer su funcionamiento y las consecuencias de tomar una decisión u otra. Pero esta cuestión ya tiene una cierta tradición.
Desde que los geógrafos radicales norteamericanos empezaron los llamados “desembarcos en los barrios” parecía claro que, para que los habitantes formen parte de la construcción de la ciudad, era necesario que supieran de lo que se estaba hablando. Por eso Mario Bunge trabajó bastante tiempo como la comunidad negra de Detroit simplemente enseñándoles cómo se leía un plano para que fueran conscientes de la segregación que se producía en su ciudad. Justamente lo contrario de lo que está pasando ahora cuando los técnicos se separan cada vez más de la sociedad encerrados en sus torres de marfil. Y no es que lo diga yo, lo dicen autores tan relevantes como Morin.
¿Los políticos tienen a día de hoy suficientemente en cuenta a los urbanistas en la confección de los planes urbanísticos?
Solo cuando les interesa. Pero es que, salvo excepciones, tampoco suelen tener en cuenta a los mismos habitantes de las ciudades que les votan. He propuesto en muchos ayuntamientos la creación de una concejalía de Educación de la Ciudad para que los ciudadanos y ciudadanas conozcan su funcionamiento, se impliquen y responsabilicen de su uso. Y, sobre todo, voten con conocimiento de lo que están votando.
Todo lo demás me parece pura demagogia. Por ejemplo, no se le puede preguntar a un habitante de Madrid si quiere que se remodele el parque del Retiro sin que tenga claras las implicaciones de esta remodelación y lo que va a significar para su vida y la de sus hijos. Y esto solo se sabe si existe un conocimiento mínimo del funcionamiento de la ciudad y si los técnicos se implican explicando, de verdad, el significado de algunas decisiones.
La huella ecológica ha superado las dimensiones del planeta, ¿qué supone esto sobre el urbanismo?
Todo. Y no solo para el urbanismo. En general, se podría decir que la crisis que plantea esta cuestión modifica radical y conceptualmente todo el sistema. O debería modificarlo. Es necesario producir un ajuste como no se ha producido nunca en la historia de la humanidad. El ajuste se producirá necesariamente. Pero si conseguimos controlarlo se minimizarán los daños. De lo contrario…
He leído que es, digamos, “escéptico” con el término sostenibilidad, ¿cuál su aproximación a este concepto en lo que tiene que ver con el urbanismo?
No, si yo no soy escéptico respecto a la necesidad de considerar que se ha sobrepasado la capacidad ecológica del planeta y que estamos ante una crisis ecológica muy grave. Lo que estoy es contra la banalización del término. Ahora son sostenibles desde los equipos de fútbol hasta los juguetes, pasando por las fábricas de automóviles. Hasta tal punto ha llegado mi enfado que he retirado la palabra sostenibilidad de mi blog. Los primeros años tenía el subtítulo de “Urbanismo, territorio, paisaje, sostenibilidad”. Si te fijas hoy lo he sustituido por “Urbanismo, territorio y paisaje”.
¿Hasta qué punto es posible la reducción del consumo de las ciudades?
El problema no es sólo la reducción del consumo (incluyo en el consumo la energía, los materiales, el suelo, el agua…) sino la cantidad de desorden que estamos volcando en la naturaleza. El orden urbano es de índole distinta al orden natural. En las condiciones actuales su mantenimiento implica quitarnos de encima unos cuantos millones de bits de entropía y, de momento, solo hay un sitio donde poder desprendernos de ella: el medio natural.
Pero cada vez hay menos medio natural y el que queda se manifiesta superado y sin posibilidad alguna de asimilarlo. Es bastante complicado de explicar en las dimensiones de una entrevista pero, en el fondo, se trata de una coexistencia ecológicamente pacífica que, a día de hoy, no se está produciendo. El problema es que, determinados fenómenos, llega un momento en el que se hacen irreversibles. Y entonces ya será tarde.
¿Es optimista en este sentido?, ¿se está mejorando en los últimos años?
Si no fuera optimista estaría dedicado a otras labores. Hay muchas cosas que han mejorado. Por ejemplo, los que hace más de treinta años nos dedicábamos a las cuestiones ambientales éramos una especie de proscritos, unos parias profesionales. Hoy ya existe una conciencia ambiental bastante más arraigada de lo que pueda parecer exteriormente. Y esto se manifiesta en que, por ejemplo, nuestro punto de vista sea considerado. O que, por lo menos, se nos oiga.
También, y esto se lo debemos a Internet y al mundo digital, el que se esté formando una cierta conciencia planetaria imprescindible si queremos reconducir la nave porque el problema planteado no es local sino planetario. La humanidad se ha enfrentado a muchos problemas a lo largo de su historia y siempre ha salido adelante. Ahora también lo hará. Seguro que descubriremos cosas, que seremos capaces de entender procesos que, hasta ahora, no entendemos. Seguro que saldremos con bien también ahora.
¿Cómo entiende usted el paisaje?
Como cualquier persona corriente sin deformaciones profesionales, las cuestiones estéticas están asociadas al paisaje. Un paisaje es bello. Como geógrafo vocacional tiendo a ver el paisaje como mi objeto de estudio e intervención. Como discípulo de González Bernáldez lo entiendo como un conjunto de relaciones que se establecen por debajo (el criptosistema) y que se manifiestan exteriormente de una forma concreta (fenosistema)».
Pero a veces también me veo como paisajista aunque sólo ocasionalmente he redactado algún proyecto de parque o zona verde. Como puedes observar, esto depende más bien del momento y de la situación. En cualquier caso es un término tan polisémico o más que el de sostenibilidad y en algún momento he considerado la posibilidad de retirarlo también de la cabecera del blog ja ja (Se titula ‘Urbanismo, Territorio y Paisaje‘).
PASAPORTE
Si hubiera que elegir un país…. ¿cuál elegirías? ¿por qué?
Galicia. Es mi patria, la de mis padres, mis abuelos, mis tatarabuelos…
Un oceáno…
El Atlántico (ya dije que era gallego).
Un mar…
El Egeo, la cuna de tantas cosas.
Un sistema montañoso…
El complejo del Cerro Paine con las Torres y los Cuernos del Paine en la Patagonia. Naturaleza en estado puro.
Un lago…
La laguna Colorada en el altiplano boliviano cerca del salar de Uyuni. Allí entendí porque la realidad puede superar a la imaginación.
Una ciudad…
Santiago de Compostela. Uno de los cuatro o cinco lugares mágicos que existen en este planeta.
Una bandera…
No me gustan las banderas. Comprendo que contribuyen a formar identidades colectivas pero no puedo evitar relacionarlas demasiado con guerras, con violencia, con imposición por la fuerza, con intolerancia.
Un mapa…
El mapamundi de Cresques que incluye la primera rosa de los vientos. Y muchas cosas más. Por ejemplo, aparecen dibujadas ciudades y su arquitectura.
Sí, muy buena entrevista de Gonzalo Prieto al urbanista José Fariña.
Al respecto, me viene muy bien conocer el pensamiento y las reflexiones de Fariña, puesto que ayudarán a comprender y explicar qué tan bien o tan mal se está haciendo en relación al proyecto de ley del nuevo Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina), que por estos días de Abril y Mayo se está discutiendo en la Legislatura porteña. Antes que atender a la mirada de la ciudadanía, atiende los intereses financieros y mercantilistas de las corporaciones inmobiliarias y constructoras y financieras que han copado y hegemonizan el mercado inmobiliario de la Ciudad y del país. Así que, examinaré el texto del proyecto a la luz de la mirada crítica y profunda del profesor Fariña. Una invalorable ayuda que acabo de conocer.
Muchas gracias.
Interesante entrevista. Una pequeña corrección, la famosa misión de Detroit la lideró William Bunge, no Mario que es el famoso filósofo argentino.
Un saludo