Desde siempre, las pegatinas han servido para darle ese toque personal a cualquier objeto. También a nuestro coche. Así, hay quien ponía en la parte trasera de los vehículos todo tipo de adhesivos con los que se sentía identificado. Con el paso de los años, las modas han ido cambiando y ha llegado el momento en el que cada vez vemos más por nuestras carreteras una serie de pegatinas «de animales» que buscan identificar el vehículo con el territorio.
Parace que la época de los mensajes pegados en los coches del estilo ‘Papá, no corras’, ‘Bebé a bordo’, la pegatina del conejito de ‘Playboy’ o la de la discoteca ‘Penélope’ o el «revolucionario» I love NY, que posteriormente cada ciudadano adaptó a su pueblo, han quedado definitivamente atrás. Es el momento de las pegatinas de animales.
Así las cosas, desde hace unos años resulta evidente que, con la supresión de las referencias provinciales en las matrículas, muchos han encontrado en los adhesivos de animales un modo de identificación autóctona. Si los niños perdieron un juego, el de identificar matrículas y su respectiva provincia, ahora parecen surgir otros, el de identificar territorios a través de animales.
Los últimos en sumarse a esta moda han sido los sorianos a través del caballito. La primera manifestación de esta figurilla apareció en las excavaciones realizadas en la ciudad celtibérica de Numancia, que se encuentra a tan solo siete kilómetros de la ciudad de Soria.
Allí encontraron una fíbula, una especie de hebilla de bronce, que representaba a la deidad de Hipona, el dios celtíbero de los caballos. Además este símbolo también se encontró en numerosas vasijas y utensilios que utilizó este pueblo. Ahora, el caballito se ha llevado a los coches.
No hay duda de que el primer icono adhesivo de España fue el toro de Osborne. Desde luego es el más conocido. Como es sabido, originalmente fue concebido como una gran valla publicitaria de carretera para promocionar el brandy de Jerez Veterano del Grupo Osborne.
A día de hoy esas vallas se encuentran repartidas a lo largo de la geografía española, de forma general junto a carreteras y sobre cerros para cortar el horizonte y favorecer de ese modo su visión. Aunque la función inicial era publicitaria, con el paso del tiempo y el arraigo cultural se ha convertido, traspasando los límites de la marca comercial de esta empresa, en un símbolo cultural de España.
El primer toro de estas características se instaló en 1957 Cabanillas de la Sierra, en la nacional que unía Madrid a Burgos. Los primeros toros que inundaron las carreteras españolas fueron de madera pero su poca resistencia a las inclemencias meteorológicas hizo que se cambiaran por vallas de metal de 4.000 kilos, una altura de 14 metros y una superficie de 150 m2.
El departamento de Marketing y Comunicación de Osborne se encargó desde 1962 de la selección de emplazamientos para las siluetas de los toros, llegando a tener cerca de 500 toros por toda la península.
Actualmente solo quedan 90 toros pero su éxito es tal, que se han convertido en patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España, algo que han llegado a dictaminar sentencias judiciales. De ahí que se hayan impreso multitud de adhesivos y que desde ya hace muchos años algunos de ellos estén presentes en los coches.
Quizá como reacción descentralizadora, lo cierto es que el fenómeno «animal» no cesa. Hace algunos años algunos gallegos también decidieron pegar a sus coches vacas. Antón Lezcano diseñó una vaca sobre la bandera gallega, hoy plasmado desde en camisetas y llaveros a pegatinas para coches. Buscaba «un símbolo que recoja mejor la idiosincrasia de Galicia», según dijo en 2002. Su diseño es una sencilla vaca negra sobre la bandera de Galicia.
En Cataluña fue todo un boom la extensión del burro catalán. La popularidad de esta pegatina alcanzó tales dimensiones que el ex-presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, gijo que eso no era «serio». Se mostró contrario a llevar pegado el guarà català en los coches. “Ni el símbolo de Cataluña puede ser un burro, ni la guasa puede ser un arma de concienciación de la gente”, recordó. El proyecto está explicado en la web del burrocatala.
Siguieron los vascos con la oveja latxa. Todo comenzó cuando un grupo de amigos de Tolosa viajó a Cataluña y descubrió la pegatina del famoso burro catalán, como alternativa al toro de Osborne. Medio en broma, dieron forma a lo que hoy es Ardilatxa, allá por 2004.
Al parecer, en Canarias hay más animales llevados a pegatinas: la graja de La Palma, el lagarto herreño, el perro de presa canario de Gran Canaria o el chicharro como símbolo de la identidad y la cultura tinerfeña. En Fuerteventura, ponen una cabra.
¿Se sumarán más regiones a esta moda animal? ¿Nos hemos olvidado de alguna?
sabeis donde puedo encontrar el burro catalan en madrid ? gracias de antemano la pegatina para el coche no se si sabeis cual os digo.
Y un caballo sabéis de donde es?
El indalo de Almería no es un animal, bueno, sí. Es un ser humano con un arco cazando. ¿Sirve?
El animal que simboliza a la isla de Gran Canaria no es ningún pitbull, sino un PERRO DE PRESA CANARIO.
Saludos.
Gracias por el aviso Antonio, cambiado.
Saludos,
Gonzalo
En La Mancha mucha gente lleva una pegatina al estilo del toro de Osborne pero con el Quijote y el Sancho a lomos de Rocinante y Rucio
En La Rioja no tenemos ningún animal, sino un racimo de uvas. Y gracias por lo del dragón que hace años estuve buscando algún distintivo aragonés y no había.
Gracias por el dato, no teníamos noticia de esta pegatina ;) Saludos
os habéis dejado el dragón , que proviene de DÁragon desde por lo menos Pedro IV