Everest: la madre de todas las montañas

El Everest estaba allí mucho antes que los humanos sintiesen deseos de medir las montañas, de soñar con pisar su cumbre, o de trazar fronteras sobre una complicada orografía.

Antes que todo eso existían gentes en las regiones próximas, que designaban con nombres sagrados a todo lo que les rodeaba. Esas gentes, perdieron la noción de su propia identidad ante la eclosión de los estados actuales, pero siempre mantuvieron viva la significación de que su montaña estaba más cerca del cielo que de la tierra.

Hace unas semanas llegaba la noticia de un acuerdo entre las autoridades de Nepal, país al que pertenece la vertiente sur del Everest, y las autoridades chinas, para poner fin a la discrepancia sobre la altura exacta de la cima más elevada del planeta.

«Para Nepal, este es un momento especial para todos. El monte Everest se ha mantenido como un símbolo eterno de buena relación y amistad continua entre Nepal y China», aseguró el ministro nepalí Pradeep Kumar Gyawali tras las firma del acuerdo con China. Era el pasado 8 de diciembre de 2020.

La nueva altura del Everest

Los ministros de exteriores de China y de Nepal zanjaron años de disputa al fijar la altura de la madre de todas las montañas: 8.848,86 metros (29.032 pies), algo más que la medición anterior de Nepal y unos cuatro metros (13 pies) más que la china.

Más allá del interés alpino y deportivo que suscita el techo del mundo, el Everest sigue siendo motivo de atracción, no sólo por su fascinante e imponente silueta, sino por las ansias humanas de poseerlo como símbolo.

Hito en el parque nacional del Everest (Qomolangma National Park) en la vertiente norte (China)
Hito en el parque nacional del Everest (Qomolangma National Park) en la vertiente norte (China).

Las laderas de la Cordillera del Himalaya, muralla natural que se eleva en pleno continente asiático, albergan diversas culturas que han venerado desde hace milenios estas montañas. En esas mismas laderas los diferentes países y potencias emergentes de la zona (China, India y Pakistán) disputan sus intereses. Y cuestiones que pueden parecer banales, como el mismo nombre o la altura de sus picos, son a menudo motivo de discordia.

Una polémica «de altura»

El Everest fue «descubierto» en 1849 por los geógrafos británicos al observar que un pico denominado asépticamente como «Peak XV» superaba la altura del Dhaulagiri, montaña considerada hasta ese momento como la más alta de la Tierra.

El proyecto Great Trigonometric Survey, encargado de cartografiar el territorio británico de la India, registró en 1865 la primera medición de ese pico: 29.000 pies (8.839,2 metros).

Las mediciones se realizaban utilizando enormes teodolitos de más de 500 kilos de peso que debían transportarse con precarios medios y frente a las más adversas condiciones. La cantidad de recursos necesarios para realizar esta tarea motivaba que la investigación topográfica adquiriera tintes de auténtica expedición.

En el Victoria Memorial de Calcuta (India) se expone este teodolito utilizado para el Great Trigonometric Survey entre los años 1835 y 1873.

La altura de 8.848 metros, la más aceptada internacionalmente, respeta una medición realizada por la India en 1955. Esa es también la cota defendida por Nepal.

Sin embargo, para China, el Everest mide 8.844,43 metros. Esa fue su última medición efectuada en 2005, en la que aplicó todos los avances tecnológicos.

La diferencia reside en que la medición china se realiza hasta la altitud de la formación rocosa, mientras que la medición anterior, incluye la nieve y el hielo depositados en la cumbre.

Asimismo, diversos científicos cuestionan si el terremoto de abril de 2015 también afectó a la altura de la montaña… Por lo que parece, acordar la altura exacta del pico más alto del mundo se antoja complicado.

El nombre del techo del mundo

Ni siquiera ha existido unanimidad con su nombre, pues es conocido en Tíbet como Chomolungma o Qomolangma, en Nepal como Sagarmāthā y en China como Zhūmùlangma Fēng.

Mucho antes que la denominación Everest apareciera en la cartografía, los habitantes que vivían bajo las cumbres del Himalaya ya veneraban a la «Madre del Universo» o Chomolungma (en transcripción latina).

Una de las muchas representaciones de la diosa Chomolungma
Una de las muchas representaciones de la diosa Chomolungma

En 1733, los geógrafos franceses, elaborando los primeros mapas europeos de la zona, la registraban como «Tchomour langmac». Pero la montaña era bien conocida por los tibetanos.

De hecho, en Lhasa, se le designaba con el nombre del distrito donde se ubicaba: Lho-Cha-Molung, «Región de los pájaros del Sur». Según los historiadores chinos la relación entre la montaña y los pájaros o vientos del sur ya se encontraba señalada en sus mapas imperiales desde el año 1719.

Sin embargo, en 1865, la Royal Geographical Society de Londres decidió bautizar al recién medido Pico XV con un nombre occidental: Mont Everest. Incluso el agraciado por ese «honor», George Everest, topógrafo general británico de la India, mostró su disconformidad al no respetarse la denominación original de la población local.

El coronel británico Sir George Everest
El coronel británico Sir George Everest

El 29 de mayo de 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros alpinistas en hollar la cumbre del monte Everest. Coincidiendo con las primeras ascensiones, el gobierno de Nepal decidió en 1955 dar al Everest un nuevo nombre: Sagarmāthā (“El que tiene la cabeza en el cielo”).

Sus autoridades consideraron, en un claro alarde nacionalista, que la montaña merecía un nombre en nepalés, idioma oficial del país, dado que desde su vertiente, partían (y siguen partiendo) la mayoría de las expediciones.

Hay que señalar que el nepalí o nepalés, idioma de origen indoeuropeo, no es el propio de la montañosa zona himalaya, donde las lenguas sino-tibetanas, como el sherpa o el tibetano, han sido históricamente las más utilizadas.

La montaña de los mil nombres

Louis Baume, en su libro Sivalaya, enumera hasta 55 nombres diferentes usados alguna vez para referirse al Everest. Hay que tener en cuenta que la Cordillera del Himalaya se localiza en un lugar donde confluyen muy diferentes pueblos con sus respectivos alfabetos, idiomas y dialectos. Por tanto, muchas de esos nombres son ligeras variaciones de apenas una docena de etimologías diferentes.

Esas variaciones ortográficas se deben a problemas de transcripción, diferencias de pronunciación o simplemente de escritura, tal como registraba el alpinista Txomin Uriarte en 1980:

  • TCHOUMOU LANCMA – Nombre aparecido en un mapa de los jesuitas de Pekín (1773)
  • DEVADHUNGA “La mansión de la divinidad” (1856)
  • GAURISANKAR “La brillante —o blanca— novia de Shiva” (1852)
  • CHOMA KANKAR “El señor de las nieves” (1881)
  • CHAMA LUNG “El valle de los pájaros” (1921)
  • CHOMO LUNGMA “La diosa madre del país” (1921)
  • CHOMO URI “La diosa del Pico Turquesa” (1921)
  • LHO-CHA-DZI-MA-LUNG-PA “El valle del Sur del que no pasan los pájaros” (1921)
  • JO-MO-GLAN-MA “La señora vaca” (1932)
  • JOMOLU “Venerable diosa, redentora” (1963)
  • JOMOLUNGMA “La venerable diosa del país” (1963)
  • SAGARMATHA “El que tiene la cabeza en el cielo” Nombre oficial nepalés (1955)
  • QOMOLANGMA FENG Nombre oficial chino (1975)

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1 comentario en “Everest: la madre de todas las montañas”

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