Cuando queremos describir el clima de un lugar normalmente nos fijamos en las temperaturas o las precipitaciones. No obstante, es interesante ver los patrones espaciales a través de otros índices derivados, por ejemplo, de la temperatura o la precipitación. En este caso, presentamos el promedio de las rachas secas, o sea, el número de días consecutivos sin lluvia.
Los criterios para definir una racha pueden variar, ya que debemos pensar que no necesariamente se rompe cuando un día con poca precipitación interrumpe la racha seca. En ocasiones se puede entender que ésta continúe, aunque haya un día con un registro de precipitación.
De todas formas, en los siguientes mapas se presenta el criterio más restrictivo con días consecutivos sin precipitación alguna. Los datos en los que se basan los mapas pueden ser consultados aquí y descargados de forma totalmente gratuita aquí
¿Cómo son las rachas secas en España?
Es importante hacer hincapié en que, en este caso, se trata de promedios anuales o estacionales sobre 72 y 43 años para la Península Ibérica y las Islas Baleares o Canarias, respectivamente. En la Península Ibérica observamos, en la media anual, rachas secas desde menos de 4 días en el norte, hasta 21 días en el sureste. En cambio, las Islas Canarias se caracterizan por rachas secas entre menos de 10 días y de hasta más de 41 días sin precipitación.
Debemos subrayar que se trata de valores promedios, representando al clima de cada lugar, y que corresponden a lo “normal” en términos climáticos. La división visible entre el norte y el sur y sureste se debe a la posición geográfica y la influencia de flujos de masas de aire de origen marítimo.
La interrupción por precipitaciones en el norte y noroeste es más probable por su cercanía al Atlántico. Recordemos que mayoritariamente las borrascas entran desde el oeste (o noroeste) a la Península Ibérica, especialmente durante el invierno.
La gran distancia entre la costa Atlántica y la Mediterránea en combinación con la orografía hace que las masas de aire pierdan gran parte de las lluvias y lleguen debilitadas o sin ellas hasta otras áreas de España peninsular.
Al menos 10 días consecutivos sin precipitación en Andalucía
De esta manera, el mayor número de días seguidos sin llover se concentra en el sureste de la provincia de Almería y la costa de la provincia de Málaga, así como en el sector atlántico en algunas zonas del sur de Cádiz y el límite suroeste de la provincia de Huelva.
El mapa muestra que todas las provincias de Andalucía tienen zonas con al menos 10 días consecutivos al año sin precipitación (Córdoba, Granada y Jaén en menor grado, por ese orden), estando Cádiz y Málaga afectadas totalmente. Además, este patrón de “sequedad” se hace patente también en el levante desde Alicante hasta Valencia, perdiendo intensidad hasta el Delta del Ebro y el curso bajo del Valle del Ebro, donde se registran de nuevo cifras muy altas.
Cornisa Cantábrica y Pirineo, menos de 5 días sin precipitación
Hacia el Norte el número de días va disminuyendo y, a partir de la latitud aproximada del Sistema Central, los valores se hacen un poco más homogéneos con menos de 8 días, estando ya en todas las provincias que forman la cornisa cantábrica y el Pirineo por completo, por debajo de los 5 días.
Las islas Baleares muestran valores por debajo de 10 días consecutivos secos (excepto Palma) sin un claro gradiente, aunque se detectan zonas con rachas más cortas en las cumbres de la Sierra de Tramuntana. En Canarias se observa un gradiente Sur-Norte muy claro en las islas occidentales y algo más difuso en las orientales.
Las rachas secas según las estaciones del año
Este fenómeno es más visible en el promedio de las rachas secas en invierno, cuando se concentran los largos periodos de hasta 18 días sin llover en la costa mediterránea oriental. Al contrario, en verano existe un gradiente Norte-Sur, que únicamente marca una estrecha zona de cortas rachas secas en el Cantábrico y los Pirineos.
Asimismo, en verano las rachas secas pueden aumentar hasta más de 66 días consecutivos en el sur de la Península Ibérica. Estamos hablando de que en estas zonas es habitual más de dos meses seguidos sin llover en un periodo de tres (junio, julio y agosto).
Las estaciones intermedias de primavera y otoño muestran una distribución espacial más parecida a la de la distribución anual. Esto se da porque en verano y en invierno se marcan mucho más las diferencias entre regiones en lo que respecta a la lluvia, con una situación dominante de ausencia la primera y de abundancia la segunda.
En las Islas Canarias el patrón se repite. Por un lado podemos encontrar en casi todo el territorio las rachas más largas en los meses estivales y una absoluta frecuencia de rachas cortas (menos de 1 semana) en invierno. Es impresionante ver que durante el verano en la mayor parte del territorio lo normal son periodos secos de más de 30 días, e incluso de más de 80 en muchas zonas. Esto significa que en estas áreas ha llovido menos de un 10% de los días de verano en los últimos 40 años.
¿Cómo ha cambiado la frecuencia de las rachas secas en el tiempo?
Los mapas que hemos visto son muy ilustrativos de la normalidad de un evento como el de las rachas secas. Sin embargo, son “fotos fijas” de las últimas décadas, periodos en los que efectivamente el número de días sin lluvia ha variado (y mucho) de año a año.
Un estudio reciente (Serrano-Notivoli et al., 2018) muestra que las rachas secas experimentaron una tendencia negativa en los tres territorios desde la segunda mitad del siglo XX. En la Península el descenso fue de 0,4 días por década, con una gran variabilidad interanual excepto en el periodo 1984-1995, cuando la duración media se mantuvo constante en torno a los 9 días.
En Baleares la tendencia fue algo menor (-0,2 días/década) salvo un corto periodo entre 1981 y 1984, y en Canarias se obtuvo la mayor tasa de descenso (-1,1 días/década), con una variabilidad interanual mucho más acusada desde 1993 hasta 2012.
Aunque se trata de cifras de cambio muy pequeñas, lo importante es ver cómo ha habido una tendencia generalizada en toda España a la disminución de las rachas. Es decir, en las últimas décadas el número de días consecutivos sin llover ha descendido.
Además, el mapa nos muestra que este descenso tampoco ha sido homogéneo, sino que hay diferencias espaciales muy importantes. En toda la fachada mediterránea oriental se han dado los descensos de mayor intensidad, mientras que en Baleares los cambios apenas han sido considerables.
En Canarias parece que los únicos descensos de importancia se han dado en las islas occidentales y más concretamente en la costa sur de Tenerife y Las Palmas, así como en la costa este de La Palma.
¿Podemos atribuir estos cambios al cambio climático?
Esta es una cuestión complicada con una respuesta no demasiado clara. La precipitación es una de las variables con mayor dificultad de estimar una tendencia clara. A diferencia de la temperatura, de la que sí se observa una tasa de cambio creciente cuantificable y significativa, la cantidad (y ocurrencia) de la lluvia varía mucho más año a año, lo que hace difícil extraer una conclusión clara sobre su evolución.
Por ejemplo, con 4 o 5 años de mayor intensidad de rachas secas, la tendencia global probablemente cambiaría disminuyéndola. Sin embargo, hay claros indicios de cambios en los patrones de la Circulación General Atmosférica como consecuencia de los cambios en la densidad de la atmósfera desde el siglo XIX, lo que seguro tiene un impacto importante en la cantidad de lluvia recibida en latitudes medias.
Por el momento no deberían preocuparnos unas tasas de cambio tan pequeñas en las rachas secas, pero sí que nos hablan de una dirección que parece estar tomando el comportamiento de las lluvias que no es único de la Península Ibérica, sino de todo el ámbito mediterráneo.
No obstante, seguimos teniendo periodos de datos cortos como para extraer conclusiones determinantes, aunque el estudio de estas variables meteorológicas y otras relacionadas, así como los cambios en la dinámica atmosférica global y regional, pueden ser claves en los próximos años en la determinación de si estas tendencias son importantes o no.
¿Significa esto que las sequías disminuirán en el futuro?
No. Tengamos en cuenta que aquí solamente estamos hablando de días consecutivos secos. Las sequías implican otra escala temporal y otros factores como la humedad del suelo si hablamos de sequía agrícola. Obviamente, uno o dos meses seguidos sin llover tienen un impacto sobre el territorio, pero hay que ver todos los datos en su contexto.
Aquí solo hemos hablado de promedios, es decir, que si la racha seca media es de 30 días, eso es lo normal y por tanto no tiene una afección extraordinaria sobre el territorio. Ahora bien, el estudio de las sequías es extremadamente complejo, y siempre se restringe a periodos temporales de varios meses en comparación con los meses previos de una serie de años muy larga.
En estos estudios interesa ver el comportamiento “extremo” de la sequedad o cómo de raro es que esté un periodo largo sin llover. Normalmente, estos periodos sí tienen incidencia en el territorio en diferentes grados y adaptarse a ellos es increíblemente difícil porque, a diferencia de los promedios, son difícilmente predecibles.
¿Qué factores influyen en las rachas?
Los principales factores que influyen en las rachas secas son: la distancia al mar, especialmente al Atlántico, la altitud y la posición geográfica (longitud y latitud). Estos factores geográficos se relacionan con los de la dinámica atmosférica global de manera muy intensa.
Por ejemplo, se sabe que existe una fuerte relación entre la Oscilación del Atlántico Norte (NAO por sus siglas en inglés) de invierno y la frecuencia e intensidad de la precipitación de la misma estación, hecho que se ha demostrado determinante en las cantidades anuales recogidas en el sector occidental peninsular.
Sin embargo, a pesar de la influencia de las masas de aire atlánticas del oeste y suroeste y los flujos del norte-noroeste sobre la precipitación acumulada anual o invernal en la Península Ibérica, los cambios en la precipitación diaria no pueden ser atribuidos exclusivamente a cambios en la circulación atmosférica.
Los patrones espaciales de las tendencias cambian principalmente en función de la época del año y la correspondiente distribución de los flujos atmosféricos. Por ejemplo, muchos estudios muestran en general descensos de la precipitación hacia el final del invierno e incrementos a principios del otoño. La orografía parece ser el factor geográfico más importante en la distribución de las tendencias, al menos en el tercio norte y especialmente si las estudiásemos a escala mensual.
Autores: Roberto Serrano y Dominic Royé
ES MUY INTERESANTE TODO LO QUE EXPLICAIS REFERENTE AL TEMA DE HOY SOBRE LAS RACHAS SECAS Y, LAS RACHAS SECAS EN LAS DIFERENTES ESTACIONES DEL AÑO . YO, CREO QUE EL CAMBIO CLIMÁTICO TIENE MUCHO QUE VER. ANA
Qué tendencias más inoportunas…😉